Mucho se habla de mantener una alimentación acorde con nuestro deporte para mejorar el rendimiento y evitar lesiones. Pero, ¿qué pasa cuando nos lesionamos? Las lesiones ocurren a lo largo de la carrera deportiva de las personas, lo que tenemos que intentar es que esas lesiones sean únicamente de manera accidental o fortuita, y no por no haber seguido las directrices de profesionales, tanto en entrenamiento como en nutrición.

Es evidente que tras sufrir una lesión nuestra actividad será nula o se verá reducida, por lo que la alimentación deberá ser también adaptada a las condiciones del momento. Nuestro organismo no necesitará un aporte de hidratos tan elevado, deberemos reducir la ingesta de éstos y elevar un poco la de proteínas, tenemos que reajustar el balance energético y evitar que suba el % de grasa. La nutrición es fundamental en este proceso, no sólo para facilitar la recuperación, sino también para poder mantener el tejido muscular en las condiciones óptimas para el retorno a la actividad de nuestro deportista. Tenemos que tener en cuenta que muchas veces son lesiones largas y aparte de la lesión también tenemos que recuperar el rendimiento deportivo de la persona, volviendo al que tenía anteriormente.

 

 

El balance energético nunca deberá ser negativo, podría interferir en la cicatrización y aumentar la pérdida de masa muscular. Debemos mantener un equilibrio adecuado.

Según los estudios una ingesta elevada de proteínas, de 1,6 a 2,5g/kg de peso al día es necesaria para evitar la pérdida de masa muscular. Se le da también mucha importancia a la manera de ingerirlas, es decir, a la repartición de estas proteínas a lo largo del día. Parece adecuado recomendar la ingesta espaciada de estas proteínas a lo largo del día.

Los MICRONUTRIENTES también tienen su papel dentro de las lesiones. Son cantidades pequeñas de vitaminas y minerales que facilitan la transferencia energética y hacen óptimo el crecimiento y el desarrollo normal del cuerpo humano. Un consumo excesivo de micronutrientes puede dar lugar a daños significativos para la salud y el bienestar. Sin embargo, debemos evitar un déficit de éstos para optimizar la recuperación de la lesión. Por ejemplo, el calcio y la vitamina D cobran especial importancia cuando existen fracturas.

Las vitaminas no contienen energía útil para el organismo, sino que enlazan y regulan la secuencia de reacciones metabólicas que liberan la energía de las moléculas del alimento. También desempeñan un papel intrínseco en la síntesis de los tejidos y otros muchos procesos biológicos. A continuación, vamos a hacer un breve resumen de las funciones biológicas de las vitaminas:

  1. Coagulación de la sangre: vitamina K.
  2. Ojo: vitamina A.
  3. Células sanguíneas: vitamina E.
  4. Dientes: vitamina A, D y C.
  5. Formación hormonal: esteroides: vitamina A y ácido pantoténico. Noradrenalina y tiroxina: vitamina B6.
  6. Reproducción: vitamina A y Riboflavina.
  7. Función neuromuscular: vitamina A, B6, B12, tiamina, niacina y ácido pantoténico.
  8. Piel: vitamina A, B6, C, niacina, riboflavina y ácido pantoténico.
  9. Huesos: vitamina A, D y C.
  10. Hematopoyesis: vitamina B6, B12, C y ácido fólico.
  11. Membranas celulares: vitamina E.
  12. Liberación de energía: B6, riboflavina, biotina, tiamina, niacina y ácido pantoténico.

 

 

En cuanto a los minerales, 22 de ellos constituyen el 4% de la masa corporal, la mayoría de ellos metálicos. El exceso de minerales no tiene una finalidad fisiológica útil y puede dar lugar a efectos tóxicos. Los minerales suelen ser parte de las estructuras del organismo y de las sustancias químicas existentes. Cumplen tres funciones:

  1. Proporcionan estructura a los huesos y dientes que se forman.
  2. Ayudan a mantener el ritmo cardiaco normal, la contracción del músculo, la conducción nerviosa y el equilibrio ácido básico.
  3. Colaboran en la regulación del metabolismo celular al convertirse en parte de las enzimas y hormonas que modulan la actividad celular.

Aparte de lo mencionado anteriormente deberemos analizar bien la lesión para hilar fino en cada caso. Si hay inflamación por ejemplo añadiremos alimentos con propiedades antiinflamatorias y restringiremos los que favorecen lo contrario.

El factor psicológico juega un papel muy importante en este tipo de procesos, por eso debemos mantener siempre un equilibrio cuerpo-mente para favorecer la recuperación. Mantén siempre una actitud optimista, intenta no eliminar por completo la actividad física buscando alternativas a las partes no lesionadas y no te marques plazos, deja que el cuerpo se vaya curando a su ritmo y acompáñalo.