Desde hace ya mucho tiempo se vienen haciendo “estudios de la pisada” en establecimientos de calzado deportivo como instrumento científico de toma de decisiones a la hora de elegir un calzado con el fin de prevenir lesiones. Si es “científico”, será bueno.

No voy a explicar aquí las fases de la marcha ni los movimientos “normales” que se producen en ésta porque eso ya lo encontrarás en cualquier post que hable, bien a favor o bien en contra, de las plataforma de presiones. Sí, esas superficies negras sobre las que pisas y caminas y que valen una pasta y son super delicadas y, sobre todo, las que determinan qué tipo de calzado vas a elegir: pronador, supinador o neutro.

Lo que debería enfocar la mirada crítica es el uso que se hace de los datos que nos da una plataforma de presiones. Como su nombre bien indica, nos da información relativa a las presiones y fuerzas que se producen en la planta del pie y al movimiento que tiene el centro de gravedad sobre nuestra planta del pie cuando camina.

Pronador, supinador o neutro

No es que esta información no sea relevante pero sí que en el conjunto de datos que se deben tener en cuenta para elaborar un diagnóstico (como puede ser el de tener un pie supinado, pronado o neutro), la información que proporciona una plataforma de presiones puede suponer un 20% del total. Mención aparte la ideonidad de esos diagnósticos.

El análisis del calzado, sus desgastes y deformidades, la exploración articular, muscular y nerviosa de los miembros inferiores, el análisis de la marcha y la carrera, las pruebas funcionales o las pruebas complementarias (si se precisan: radiografía, ecografía, TAC, RNM, baropodometría -que se realiza con una plataforma de presiones-, etc.) son los elementos que se deben de tener en cuenta para elaborar una diagnóstico y de ello una acción preventiva.

Si el diagnóstico no está bien hecho, la acción preventiva podría, en el mejor de los casos, no hacer nada.

Además también debemos tener en consideración las condiciones en las que se realiza la baropodometría en una plataforma de presiones. Éstas deben pasar, para ser una prueba más sensible, porque los pasos que se den sobre ella sean lo más parecidos a los que se realizan cuando se camina o corre normalmente por la calle.

Y también hay que tener en cuenta que se camina diferente a que se corre. Además de que en cada forma de trasladarse se tienen en consideración distintos elementos. Si lo que quieres es un calzado para correr deberías correr sobre la plataforma de presiones, no caminar.

Se deben tener muy en cuenta, a la hora de manejar la información que proporciona una determinada prueba complementaria, la sensibilidad (capacidad de una prueba de dar como positivos los casos realmente enfermos) y la especificidad (capacidad de una prueba de dar como negativos los casos realmente sanos). En nuestro caso, la plataforma de presiones tendría una especificidad baja arrojando muchos falsos positivos; personas que van a prevenir algo que casi nunca les sucederá y que, como ya he dicho antes, en el mejor de los casos no hará nada.

Puesto que casi todos los seres humanos de nuestro entorno, en mayor o menor grado, pronamos al caminar como mecanismo fisiológico de amortiguación y de acumulación de energía para el impulso, podemos vaticinar una alta tasa de pronadores o, mejor dicho, pies pronados. Ya cuando damos el diagnóstico médico da un poco más de miedo la cosa, ¿eh? Ya estamos hablando de una enfermedad o deformidad.

Bueno, pues desvelemos cuál debería de ser el verdadero significado de esta prueba complementaria que es la baropodometría y que ya se hace en cualquier tienda especializada en atletismo del estado español.

Pronador, supinador o neutro

Podemos pronar o supinar, lo de ser neutro ya me cuesta verle la base científica, pero esto no tiene sentido por sí solo si no lo relacionamos a algo: al eje del pie. Que, según su ubicación, ahora sí, puede ser predictor de patologías y lesiones futuras. Es decir, puedes ser un tío que pronas mogollón, tienes los pies planos, y corres medias sin problemas. Nunca te has lesionado, excepto aquella vez que hiciste el cabra. Tendrás el eje del pie bien ubicado.

Entonces, ¿para qué cambiarlo si hasta ahora te ha ido bien? Sigue con tus zapatillas neutras, campeón.

O por el contrario puedes ser un tío que tengas unos pies supinados, con el eje lateralizado hacia fuera, hacia el dedo meñique, y lleves ya 15 esguinces de tobillo a tus espaldas, una tendinopatía de los músculos peroneos, y una lumbalgia que cuando intentas reiniciar tienes que volver al dique seco.

Entonces, ¿por qué eliges un calzado con control de la supinación si lo que realmente necesitas es un tratamiento médico -con ortesis plantares funcionales-? Que luego por cierto puede incluir un calzado con control de movimiento, pero nunca como elemento central del tratamiento. Céntrate y ve directo a donde tienes que ir y no pierdas tiempo ni energías.

Así pues, decir ahora que estamos en la era de la información y que cada vez parece más difícil saber la realidad de las cosas, es como decir que el Sol sale por el Este. Y una cosa son los hechos y otra las interpretaciones.

El marketing, mediante el asesoramiento y la disponibilidad de un producto más individualizado, aúna en sus estrategias la base científica (mediante el dispositivo tecnológico de presiones del que estamos hablando) y una gran especialización del cazado para atletismo (con control de movimiento, suelas de diferentes grosores y durezas, tejidos y sujeciones en el corte).

Es el proceso de especialización del deporte del atletismo. El mismo que ha llevado al ser humano a correr los 100 metros lisos en 9’58 segundos . Algo habrá hecho esa especialización, digo yo. Pero me temo que hay que tomárselo con cautela cuando hablamos de salud. Y las decisiones basadas en la ciencia deben seguir su método.

Según el conocimiento actual, no te sirve de mucho saber si eres pronador, supinador, o neutro.