Si algo hemos aprendido en este año desde que aparecieron los primeros casos de COVID-19 es que afortunadamente, la mayoría de individuos que se infectan cursan asintomáticos o con síntomas leves.
Es cierto que los deportistas, aficionados o profesionales, en la mayoría de los casos no presentan enfermedades de base, lo que les excluye del grupo de riesgo que puede padecer síntomas graves de COVID-19, pero no por ello están libres de contagio y/o de padecer al menos síntomas leves.
Intentando dar respuesta al título de la publicación, existen pocos estudios al respecto. A continuación se exponen los resultados de algunas publicaciones científicas que han intentado dar respuesta.
Uno de los estudios al respecto más actual estima que la realización de ejercicio físico de intensidad de moderada a intensa puede ejercer un papel protector en cuanto al padecimiento de infecciones del tracto respiratorio superior1. Además, considera que los deportistas que participan en eventos multitudinarios o con público tienen mayor riesgo debido a una mayor exposición a patógenos de las multitudes ya que algunas personas participantes o de entre el público albergarán infecciones.
En un estudio de revisión, este ya más antiguo, estimó que la susceptibilidad a infecciones del tracto respiratorio superior tenía un comportamiento con forma de S tal y como se muestra en la siguiente figura2.
Según los estudios previos en los que se basó, estiman que la mayor protección se alcanza con un ejercicio inferior a 43 km semanales (ejercicio moderado). En todos los estudios que revisó, el limite entre alta intensidad y élite era difuso, siendo difícil establecer los kilómetros semanales a partir de los cuales se encontraba el límite, si bien parecen estar de acuerdo en que alta intensidad puede considerarse a partir de 100-120 km semanales o un tiempo en maratón inferior a 3 horas.
Durante el periodo de confinamiento se realizó un estudio en Países Bajos con corredores habituales3. En este país se permitió la realización de actividad física al aire libre durante el confinamiento. Participaron aproximadamente 2500 corredores, de los cuales el 9.8% presentó síntomas COVID-19. Se observó que los hábitos y comportamientos a la hora de realizar actividad física no se asoció a la aparición de síntomas, ni tan siquiera el llevar o no mascarilla durante la realización de la misma. Sin embargo sí que se ha encontrado una fuerte asociación con padecer la enfermedad en aquellos que realizaban desplazamientos innecesarios o tenían contacto con otras personas fuera de su entorno cercano. Como dato curioso, en el grupo de corredores que no enfermó había de manera estadísticamente significativa mayor tasa de corredores que realizaban más del 50% de su actividad a modo de intervalos.
Con estos datos, se puede concluir en que realizar actividad física de manera individualizada o en pequeños grupos al aire libre no afecta negativamente a la salud de los corredores.
Otro aspecto diferente es la inmunidad del deportista que realiza ejercicio intenso y la participación en eventos multitudinarios.
Bibliografía
(1) Cloosterman, K. L. (2020). Running behavior and symptoms of respiratory tract infection during the COVID-19 pandemic. A large prospective Dutch cohort study. Journal of Science and Medicine in Sport.
(2) Malm, C. (2006). Susceptibility to infections in elite athletes: the S‐curve. Scand J Med Sci Sports, 16(1):4-6.
(3) Simpson, R. J. (2020). Can exercise affect immune function to increase susceptibility to infection? Exerc Immunol Rev, 26:8-22.