Como todo en la vida, cuando iniciamos una nueva etapa o tenemos una nueva ilusión a veces nos dejamos llevar por la emoción y hacemos cosas que no deberíamos y que pueden tener consecuencias negativas para nuestra salud. Con el fin de evitarlas, te recomiendo que sigas leyendo.
Si quieres comenzar a correr o si has comenzado hace poco, debes saber que lo más importante es aprender a escuchar a tu cuerpo. Él te va a indicar si lo que estás haciendo es correcto o no. Pero saber interpretar las señales que te manda puede ser muy complicado y conlleva tiempo, así que mientras tanto voy a darte unos consejos.
Debemos comenzar poco a poco. ¿Qué significa esto? Los primeros días que nos calzamos las zapatillas y decidimos salir a correr lo ideal sería comenzar andando rápido. Si vemos que andando rápido tenemos buenas sensaciones y podemos charlar cómodamente podemos lanzarnos a correr algunos minutos e ir intercalando el andar y el correr.
Teniendo esto en cuenta, las sesiones de entrenamiento deben durar en torno a los 45 minutos o 1 hora, para lograr que el cuerpo se active, y debemos hacerlas durante 3 o 4 días a la semana.
Si no tenemos ninguna base, lo ideal es dejar que el cuerpo se adapte a esta nueva rutina durante 3 semanas aproximadamente.
Por mucho que creamos que nuestro cuerpo puede aguantar corriendo más tiempo, al principio lo importante es el tiempo de trabajo, por lo que es mejor conseguir hacer una hora corriendo y caminando que hacer 20 minutos y volver a casa. Del mismo modo, es mejor hacer 4 sesiones corriendo y caminando que hacer 10 km un día y no volver a entrenar hasta la semana siguiente porque estamos cansados y nos duele todo.
Por otro lado, debemos saber que sería ideal compaginar estas sesiones de caminar y correr con sesiones de fortalecimiento, pues muchas veces nos olvidamos de que el cuerpo es un conjunto, y para correr necesitamos que nuestra musculatura esté preparada.
Si partimos de cero lo ideal sería comenzar con ejercicios de fortalecimiento con el propio cuerpo, sin olvidarnos de ningún plano. Esto quiere decir que aparte de fortalecer nuestras piernas, no podemos olvidarnos de nuestros brazos ni de nuestra cintura abdominal y dorsal. Los ejercicios con pesas debemos dejarlos para más adelante, cuando nuestro cuerpo tenga una musculatura sólida y consolidada.
No podemos olvidarnos del descanso en nuestra rutina inicial de entrenamientos. Tras combinar las sesiones de caminar y correr con las sesiones de fortalecimiento debemos obligarnos a descansar mínimo 2 veces a la semana. Aunque nos estén encantando las sesiones de entrenamiento y estemos deseando que llegue el día siguiente para entrenar, el descanso forma parte del entrenamiento pues ayuda a asimilarlo.
Siguiendo estas 3 premisas y recordando que siempre es mejor quedarnos con ganas de más que terminar fatigados y agotados podemos comenzar a correr y no morir en el intento.